Estas memorias pueden conseguirse directamente en la pagina web de Editorial Milenio:
https://www.edmilenio.com/esp/a-los-que-hirio-el-amor.html
y en otras tiendas de libros de internet, o en cualquier librería y en el caso de no tenerlo en ese momento, puedes encargarlo indicando:
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Autor: Ample Candel, Pedro
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ISBN: 978-84-19884-46-6
No suelen tardar más de dos días en recibirlo.
En el caso de que te apetezca que te lo dedique personalmente, si me dejas tu dirección postal en la página de contacto, estaré encantado de enviarte por correo un folio del mismo tamaño que el libro con la dedicatoria, para que puedas adherirlo fácilmente. Será un placer regalarte un sobre con la dedicatoria en su interior tras pegarle un sello y echarlo en el buzón cerca de mi casa. O sea, del mismo modo que se hacía antes.
Eso si no nos encontramos cualquier día en cualquier sitio y te lo firmo en persona.
Palabra de honor.
Algunos sabréis que para mi primer disco, aquel "A los que hirió el amor " en 1970, por diversas razones me renombre
Ruy-Blas, título de una de las grandes piezas teatrales de Victor Hugo.
No encuentro mejor manera para inaugurar este blog que hacerlo con la maravillosa poética del gran e inmortal humanista.
Poema de Victor Hugo
Te deseo primero que ames, y que amando, también seas amado.
Y que de no ser así, seas breve en olvidar y que después de olvidar, no guardes rencores.
Deseo, pues, que no sea así, pero que si es, sepas ser sin desesperar.
Te deseo también que tengas amigos, y que, incluso malos e inconsecuentes sean valientes y fieles,
y que por lo menos haya uno en quien confiar sin dudar
Y porque la vida es así, te deseo también que tengas enemigos.
Ni muchos ni pocos, en la medida exacta, para que, algunas veces, te cuestiones tus propias certezas.
Y que entre ellos haya por lo menos uno que sea justo para que no te sientas demasiado seguro
Te deseo además que seas útil, mas no insustituible
Y que en los momentos malos, cuando no quede más nada esa utilidad sea suficiente para mantenerte en pie.
Igualmente, te deseo que seas tolerant no con los que se equivocan poco, porque eso es fácil, sino con los que
se equivocan mucho e irremediablemente, y que haciendo buen uso de esa tolerancia sirvas de ejemplo a otros.
Te deseo que siendo joven no madures demasiado deprisa,
y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer, y que siendo viejo no te dediques al desespero.
Porque cada edad tiene su placer y su dolor, y es necesario dejar que fluyan entre nosotros.
Te deseo de paso que seas triste. No todo el año, sino apenas un día.
Pero que en ese día descubras que la risa diaria es buena,
que la risa habitual es sosa y la risa constante es malsana.
Te deseo que descubras, con urgencia máxima, por encima y a pesar de todo, que existen,
y que te rodean, seres oprimidos, tratados con injusticia y personas infelices.
Te deseo que acaricies un perro, alimentes a un pájaro y oigas a un jilguero erguir triunfante su canto matinal,
porque de esta manera, sentirás bien por nada.
Deseo también que plantes una semilla, por más minúscula que sea,
y la acompañes en su crecimiento, para que descubras de cuantas vidas está hecho un árbol.
Te deseo, además, que tengas dinero, porque es necesario ser práctico,
Y que por lo menos una vez por año pongas algo de ese dinero frente a ti y digas: "Esto es mío"
sólo para que quede claro quién es el dueño de quién.
Te deseo también que ninguno de tus defectos muera,
pero que si muere alguno, puedas llorar sin lamentarte y sufrir sin sentirte culpable.
Te deseo por fin que, siendo hombre,tengas una buena mujer,
y que siendo mujer, tengas un buen hombre, mañana y al día siguiente,
y que cuando estén exhaustos y sonrientes,hablen sobre amor para recomenzar.
Si todas estas cosas llegaran a pasar, no tengo más nada que desearte.
Victor Hugo.
Los Miserables
Fui elegido entre numerosos candidatos, para interpretar el papel de Jean Valjean, protagonista e hilo conductor de este musical.
Los Miserables, marcaron sin duda alguna, el antes y el después del Teatro Musical en España, un género que hasta ese momento, no había conseguido totalmente el beneplácito del gran público, a pesar de algunas magníficas puestas en escena, como “J.C. Superstar”, “Gospel”, “Evita”, “Barnum”, “La Truhana”, “El Diluvio Que Viene” y algunos otros que, sin embargo, no recibieron la unanimidad de crítica y público que obtuvo “Los Miserables” durante dos temporadas a partir de 1992, en el Teatro Nuevo Apolo de Madrid.
Lo que para muchos resultaba ser inviable entre nosotros, no sólo por las enormes dificultades técnicas, o lo costoso en términos económicos de su producción, si no, sobre todo, por las dudas que planteaba encontrar en España un elenco de actores, cantantes, técnicos, etc, que pudieran estar a la altura de un Musical que se había convertido en la cumbre de dicho género teatral en todo el mundo, quedaron satisfactoriamente despejadas al alzarse el telón por vez primera, la noche del 16 de Septiembre de 1992, demostrando que, no sólo era posible, si no que, pronto estaríamos en primera línea europea.
José Tamayo y Plácido Domingo, en colaboración con Cameron McIntosh, impulsaron felizmente “Los Miserables”, que aún pervive en la memoria de cientos de miles de personas de toda España, que asistieron conmovidas a un espectáculo inigualable, lleno de emoción y dinamismo, que nos narra la apasionante historia que escribiera el inmortal humanista.
1996. "El cielo y el infierno" final del primer acto del musical "La Maja de Goya", de Vicente Escrivá y Fernando Arbex estrenado en Madrid en el Nuevo Teatro Apolo, en el que interpreté el papel de Francisco de Goya. La grabación se realizo en Londres con la London Symphony Orchestra dirigida por Santiago Perez.
Este es uno de los grandes mitos del Musical en todo el mundo, y probablemente, el que mas recelos provocaba entre nosotros, dado que requiere a actores con gran preparación para la danza y el canto, capaces de mantener a diario un espectáculo de gran exigencia mental, física y vocal.
Yo mismo, no tenía la certeza de que existieran aquí, bailarines preparados para cantar mas que aceptablemente, o cantantes capaces de bailar complicadas coreografías.
Sobre todo los primeros días de ensayos de Cats, fueron muy emocionantes para mi, por que pude presenciar un grupo de jóvenes, fuertes, vitales, profesionales, que después de dejarme atónito durante los ensayos de coreografía, me dejaban aún mas sorprendido al realizar los ensayos vocales.
Es ya muy evidente que las escuelas y las asociaciones están dando un gran resultado, con gente muy preparada para subir al escenario.
Cats, es un mecanismo de precisión, que ha de ser puesto en escena cada día con el máximo rigor. Es el ejemplo perfecto de cómo cada persona que forma parte de esta obra, y no me refiero tan sólo a los intérpretes, ha de trabajar milimétricamente con una gran intensidad. A cambio, el público, entusiasmado, ovaciona puesto en pié cada noche el esfuerzo.
En el momento en que una o dos de esas piezas de relojería, no está al cien por cien, es detectada inmediatamente por las demás.
En Cats, nos comportamos como felinos, vivimos cada día como gatos. Nos olemos, nos tocamos; nos han adiestrado para ello. Nos movemos como ellos, vivimos su historia llena de interrelaciones, desarrollamos otro instinto; en cuanto uno de nosotros está preocupado, le duele algo o tiene algún problema, es detectado inmediatamente por casi todos los demás. Es la prueba palpable de, como los animales, en este caso los felinos, pueden enseñarnos a los humanos tantas y tantas cosas.
Se crea en suma, una naturaleza Cats, muy difícil de mantener por lo salvaje, extremadamente físico e irracional del ejercicio que conlleva.
No es bueno para ningún espectáculo que surjan entre sus integrantes, la mecanización, la rutina, que a veces es inevitable y que tarde o temprano a base de cientos de funciones, se manifiesta en algunos.
En el caso de Cats es totalmente imposible. Los demás gatos lo detectarían y no lo consentirían. Has de ser parte de una historia colectiva, de una misma memoria, y trabajar sin reservas.
¿porqué AMPLE?
2008
Queridas amigas y amigos: ya he terminado el nuevo álbum, y estoy mucho mas que contento.
Por fin he dado con su titulo.
Siempre quise encontrar algo que fuera la metáfora de una identidad, de algo que, aún oculto, hubiera estado siempre presente, a lo largo de un amplio periodo de tiempo. Una especie de firma indeleble escrita con tinta invisible.
No dejaba de darle vueltas al asunto.
¡Eureka!...(no, este no es el titulo, aunque me lo guardo para otra ocasión)
Ample
Así de simple.
Ample significa lo mismo en francés, inglés, catalán y valenciano......Amplio, ancho.
También me hizo mucha gracia encontrar un día en Wikipedia este significado:
A.....advanced
M.....music
P.....production
L....lenguage
E....enviroment
AMPLE
From Wikipedia, the free encyclopedia
for ample line bundles in algebraic geometry, see ample vector bundle. AMPLE is the name of two different programming languages. AMPLE the Music Language
Después encontré esto en un diccionario de inglés:
Ample: Middle English, from Anglo-French, from Latin amplus
Date:15th century
1 : generous or more than adequate in size, scope, or capacity “there was room for an ample garden” 2 : generously sufficient to satisfy a requirement or need “they had ample money for the trip” 3 : buxom, portly “an ample figure”
Como veréis, la cosa se ponía interesante...no hacía falta buscar mas.
Además, se da la circunstancia de que Ample, es mi verdadero apellido.
Así que.........
Pedro Ruy-Blas
Ample
El mal gusto
Es absolutamente cierto aquello de que una de las cosas mas desagradables que existen es tener que contemplar el mal gusto de los demás.
Supongo que todos, sin excepción, poseemos en mayor o menor medida una cuota de mal gusto. Sin embargo, conscientes de ello, algunos intentan gracias a la educación, el respeto y la autocrítica, evitar al menos su ostentación a sabiendas de que la ignorancia se disimula, no se exhibe. Se requiere tiempo, reflexión, perseverancia y buenos consejeros. Y por descontado, nada de esto se adquiere por el simple hecho de tener dinero, de ser un “triunfador” o de gozar de aquello que suele representar “el sumun” para tantísimos millones de españoles idólatras, como... ser jefe de algo, rico empresario, salir a menudo en la televisión, y algunas que otras cosas mas que representan el ideal común y despiertan la envidia.
Son precisamente estas mujeres y estos hombres quienes peor gusto tienen, aquellos que se empeñan constantemente en arrojar a la cara de sus semejantes la fealdad sin disimulo de sus malas costumbres, exhibiendo enormes carencias, y perseverando en habituales y vergonzosas torpezas que son tan bien acogidas por sus pares, a los que tanto agrada abrevarse en esa clase de pesebres.
EJEMPLO DE IMPERTINENCIA
Hace años, durante el cocktail ofrecido por una entidad que inesperadamente me invitó, fui presentado por el presidente de aquella institución, a una vedette de varietés muy famosa, embozada en ese burka occidental del botox, nariz operada exactamente igual que unos cuantos miles de otras narices también reconstruidas en serie, y busto de silicona, acompañada de quién por entonces era su pareja, un tipo alto, fornido, de recalentado bronceado Marbella (para mi gusto de los mas feos) al parecer, de nacionalidad francesa tirando a pied noir alicantino o como mucho marsellés, que se paseaba frecuentemente por platós de televisión y revistas del corazón (de hielo) contando estupideces a mansalva, alardeando públicamente su chulesco oficio y mucho mas cuando se separó de aquella diva.
Al extender mi mano para saludar a la famosa, pude percibir que sus bonitos ojos se abrían mucho, muy redondos en una mueca, como diciendo...¿ y este quién es?, lo cual me pareció lógico y no supuso para mi agravio alguno pues soy consciente de que mucha gente no tiene por qué conocerme de nada o haber escuchado mi nombre en la vida, a pesar de llevar tantos años haciendo música, teatro, discos y alguna que otra cosa mas. Acto seguido como es lógico, estreché breve y educadamente la manaza de su acompañante, mientras escuchaba al anfitrión del sarao susurrar al oído de aquella reina de las suripantas…- es un cantante de jazz
La presentación no dio para mas y rápida y refractariamente, tanto ellos como yo buscamos a nuestro alrededor alguien con quién poder pegar la hebra mas adecuadamente, y así fue, hasta que unos minutos después, de súbito, aquel play boy grandullón, se plantó frente a mí y sin mediar palabra alguna me soltó de sopetón...- a mi el jazz no me gusta, no lo entiendo y me parece todo ruido- me quedé tan perplejo ante tal confesión que mi educación me exigió en ese momento y del modo mas condescendiente y amable que pude, responder argumentando....-la verdad es que hay muchos tipos diferentes de jazz, algunos son mas asequib ....-aún no había terminado de decir esto cuando ya se había dado media vuelta, dejándome con la palabra en la boca, en la que comencé a sentir un sabor a mecha de chisquero, de modo que, petrificado me apresuré a buscar con la mirada entre la gente a algún camarero que portase la bebida mas potente posible para lanzarme de cabeza a él y poder pasar aquel trago con otro menos seco
MAL GUSTO EN GRUPO
Algún tiempo después quizá dos o tres años, tal vez mas, asistí al estreno de un musical. Creo recordar que era una versión del inmortal West Side Story en el Teatro Apolo de Madrid. Mis invitaciones estaban en una de las cinco o seis últimas filas y, mire usted por dónde, justo en la fila de asientos detrás de mi, se sentaba aquel maromo de la corista con una cohorte de bellacas mas algún que otro mariconita “hago-reír” de esos que son el oprobio del noble colectivo gay para lo que no hace falta ser un payaso sin dejar de ser alegre y ocurrente, con los que durante muchísimos meses, noche tras noche, uno de nuestros grandes operadores catalanes de la cultura, que ahora se dedica a dar lecciones de sentido común y democracia en todo tipo de tertulias televisivas, infectó la pantalla de televisión con un virus muy contagioso, haciéndola ser mucho mas imbécil y soez de lo que nunca fue, rizando el rizo del esperpento mas abyecto.
Tiparracas con pechos de silicona enormes a punto de estallar, bocas muy parecidas al culo de un chimpancé hembra en celo, freaks triunfadoras nocturnas de la óligofrenia hispánica, aves del paraíso televisivo, mamarrachas de arroz pasado, estrellas del “hago-todo-lo-que-sea-necesario”. Porno-stars de la carencia de dignidad humana, femenina o masculina, que sintiéndose el centro de atención de gran parte del público que asistía al estreno, cegadas de tanto y tanto flash, de tanta alfombra roja y de la enorme fama que acumulaban no cesaban ni un instante de reír a carcajadas, de hacer comentarios y simiescas risitas de complicidad entre ellos que a la sazón eran muy divertidas consiguiendo llamar constantemente la atención, ostentando ser dueños y dueñas de un universo que como si fuera hecho de alguna gelatina viscosa y chorreante, se escurría entre sus dedos repletos de largas uñas postizas, sembrando pegajosos charcos a su paso.
Una vez sentados en los asientos, su personal sainete proseguía. A pesar de lo incómodo que resulta soportar tanta estupidez en la nuca como si fuera el tornillo de un vil garrote, al no haber comenzado aún la función, aguanté estoicamente aquella incómoda pamplina. Lo malo fue que al apagarse las luces y comenzar la obra, continuaban con su juerga, dando por retambufa a quienes estábamos alrededor.Tras algún leve y tímido chhssss, de algún vecino de asiento que rápidamente claudicó en su empeño, intentando contenerme, esperé un minuto, ese que en el teatro es bien sabido que dura una eternidad; el cabreo, la indignación, se acumulaba por todo mi cuerpo desde los genitales hasta la coronilla, aún mas al comprobar que ninguno de los espectadores alrededor, emitía la mas mínima queja y aceptaban con familiaridad adquirida noche tras noche de televisiva contemplación, el escándalo raphaeliano de aquella caterva de grotescos.
No pude soportar más. Los actores ya estaban interpretando en el escenario. No quise contenerme. Me puse de pié, me volví hacia ellos. Siempre tuve una voz fácil de escuchar incluso sin gritar, pero no me privé de subir un poco el tono con la intención de que se me entendiese bien, dirigiéndome también a todos los que alrededor, consentían que en un templo sagrado como ha de ser considerado el interior de un teatro, y mas aún con la representación comenzada, y en especial a aquellos/as energúmenos, que después de haberse empolvado abundantemente las narices en el parking, debían creer que nunca salían de su casa de fieras, de sus jaulas catódicas.
Se quedaron helados al escucharme decirles algo tan simple como -¿Podéis hacer el favor de callar de una vez y tener un poco de respeto, o marcharos?
Debí ser muy persuasivo pues se quedaron completamente mudos durante todo el primer acto. En el intermedio y una vez conseguidas ya las correspondientes fotografías para las revistas de cotillas, no quisieron seguir allí, y no volvieron a ocupar sus asientos.
Pero no se les tragó la tierra, no.
Probablemente regresaron al parking a meterse unas cuantas lonchas mas, compradas seguramente con un dinero fácil de ganar y a seguir disfrutando a tope su popularidad y estúpida alegría de vivir.
Yo nunca había imaginado que, reprender la torpe grosería y poca educación de unos individuos en medio de un espacio público, pudiera reportarme una paz interior como la que sentí en ese momento. La misma que cuando apago el televisor para no verles.
Crónica de un concierto
¡Taxi!
Salí de mi casa, a las tres en punto en busca de un taxi que me llevara hasta la Complutense. Estos días han sido fríos y lluviosos pero hoy luce un poco el sol del invierno, y el trayecto es rápido y cómodo a esas horas. La entrada al museo del Traje esta rodeada de árboles y césped, el lugar es muy agradable y acogedor. No había estado allí nunca y los tenues rayos de sol hacen que los sienta deliciosos al atravesar un sendero que lleva hasta el edificio en donde será el concierto.
Como es costumbre en mí, llego el primero. Prefiero llegar a mis citas algunos minutos antes de la hora acordada. Prefiero que me sobre a llegar tarde.
Allí están ya preparados los técnicos de sonido, gente muy profesional con la que he trabajado en otras ocasiones anteriormente.
El escenario esta bien montado, una tarima de no más de medio metro de altura, que permitirá una agradable proximidad con la audiencia y que conseguirá ese ambiente de club de jazz que se intenta recrear. Al fondo y a los costados, se han colocado unos amplios y gruesos paneles negros que crean una caja que resultará estar muy bien insonorizada teniendo en cuenta que la sala en la que está ubicada es bastante grande y todas sus paredes son de cristal que permiten ver desde dentro el exterior, pero que al estar levemente tintadas, desde afuera, no se percibe del todo lo que ocurre dentro creando un ambiente muy acogedor.
Un apropiado y mas que suficiente sistema de sonido e iluminación perfectamente preparado, un buen piano de cola, bien afinado, la amplificación para el contrabajo, micrófonos esperando tan solo que Noah Shaye llegue en pocos minutos con su batería, y un Shure SM58 aguarda en silencio a que yo cante a través de él .
Pedro Ruy-Blas cuarteto.
17 de Febrero de 2011.
La Universidad Complutense de Madrid, en colaboración con AIE, han creado un ciclo de conciertos de jazz. Uno cada mes desde enero a mayo. Se llevan a cabo en el Museo del Traje, en donde se ha habilitado uno de los grandes salones de exposiciones que queda convertido en un club con mesas en las que puedes tomar una cerveza o un refresco durante los conciertos que comienzan a las siete de la tarde.
He tenido el placer y el honor de formar parte del elenco de artistas incluidos en este primer ciclo que está haciendo las delicias de profesores y alumnos de la Universidad, y de todos cuanto por allí se asoman a disfrutar de la música en directo.
He pensado que podría ser interesante relatar aquí cómo ha sido en concreto el concierto, o al menos, cómo lo he vivido yo.
Me he citado en el Museo del Traje con el trío de músicos que van a acompañarme, a las tres y media de la tarde, con el fin de repasar un poco algunas partes especificas de los temas que vamos a interpretar, refrescando en la memoria pasajes que puedan tener mas o menos dificultad, frases obligadas, el tempo de los temas, etcétera, y que así, de paso, los técnicos de sonido realicen su sound-check tranquilamente y esté todo preparado para que a partir de las seis de la tarde, el público pueda comenzar a entrar mientras nosotros tomamos un tiempo de relax antes de comenzar un concierto que durará 100 minutos, en el que interpretaremos 15 temas.
No hay buen músico sin puntualidad
Luís Guerra, piano. Reinier Elizarde "Negrón", contrabajo. NoahShaye, batería y fotos.
Pasados dos o tres minutos de las tres y media, llegan Luís Guerra y Reinier Elizalde “El Negrón”. Pianista y contrabajo. Luís Guerra es un joven pianista, nacido en Cuba, al que he conocido y con quien he comenzado a trabajar hace pocos meses, recién llegado a Madrid. Luís estuvo viviendo antes de caer por aquí durante mas de doce años en Toronto en donde completó sus estudios musicales que comenzó siendo niño en Cuba.
Es una maravilla de músico y estoy convencido de que en muy poco tiempo será uno de los mas cotizados, pues aúna muchísimas virtudes, siendo para mi las principales, su elevado sentido de la belleza en la exposición, sin dejar de lado su gran generosidad y economía interpretativa. Sabiduría muy difícil de poseer, y menos siendo tan joven.
Negrón, es un extraordinario contrabajista, también cubano. Ya lleva tocando en mi grupo algo mas de un par de años, e incluso, es él quien grabó ese instrumento en mi último disco titulado: “Ample”. Le recuerdo recién llegado a Madrid, tímido, vulnerable, despistado. Y me felicito de cómo, poco a poco ha superado los obstáculos que para cualquier joven supone llegar a una ciudad que no conoce. Hoy, es uno de los contrabajistas más cotizados, con una pulsación y un sentido rítmico y armónico que sólo poseen los grandes de ese instrumento.
A los pocos minutos llega Noah Shaye, mi batería en el noventa por ciento de los trabajos que he llevado a cabo en los últimos diez años. Un norteamericano que llegó a Madrid a finales de los noventa después de pasar un breve periodo en Mallorca. Su estilo es firme, seguro. Su sentido rítmico absolutamente norteamericano, algo que para mí es vital. Un gran profesional que sin ser uno de esos “bateristas apabullantes”, algo que por otro lado él nunca pretendió, ni a mí me interesa, siempre consigue que la música suene cómo debe sonar. Él toca la batería en “Ample” y también en el disco anterior a este, titulado: “De todo corazón”.
Además, es un excelente fotógrafo y todas las de “Ample” son suyas. Noah está consiguiendo en ese campo una gran reputación y ha realizado ya excelentes e importantes trabajos.
¿Un cafelito?
No mas tarde de las cuatro y cuarto, la batería está montada, todo listo para nuestro pequeño ensayo y la prueba de sonido, que se lleva a cabo mientras refrescamos algún pasaje, no nos da el mas mínimo problema, de manera que ni nos damos cuenta de ella, pues todo suena estupendamente, tan solo un breve check de los monitores que vamos utilizar en el escenario y poco mas, así que aún no eran las cinco y media y el ensayo había concluido. Justo enfrente de la sala en donde se hace el concierto hay una cafetería restaurante muy cómoda y bien atendida, y allí nos dirigimos junto a Mariano Gutierrez, mi manager, que acaba de llegar y que propone invitarnos a tomar algo. Aceptamos encantados, y allí, con unos cafés por medio, nos mostramos unos a otros nuestros I-Phones y sus correspondientes y novedosas aplicaciones de las que sobre todo Noah, como buen norteamericano, es un experto.
One two three, One two three!
Sin apenas darnos cuenta son ya más de las seis de la tarde. El concierto dará comienzo en tres cuartos de hora. Desde la cafetería se ve justo enfrente la puerta de acceso al pabellón en donde se celebra el concierto y aun no se ve a nadie por allí. Como es lógico, aun es demasiado pronto y pienso que irán llegando cuando se acerque mas la hora. Dejamos la cafetería y nos vamos a la sala situándonos detrás del escenario, en donde no hay un camerino propiamente dicho pero si suficiente espacio para que quienes vamos a actuar, tengamos algo de privacidad hasta el momento de salir. Es algo extraño estar allí con esas cristaleras que permiten ver acercarse por el camino de una de las entradas al Museo del Traje a la gente que viene a vernos, pero ellos parece que no nos ven a nosotros a pesar de que tan solo está empezando a atardecer y hay suficiente luz del día.
De ese modo vamos viendo llegar a una parte del público, muchos de ellos y ellas son gente muy joven, que se acercan apretando un poco el paso, algunos bajo pequeños paraguas, pues está comenzando a chispear. Desde el lugar en el que nos encontramos empezamos a percibir el sonido de ambiente de la sala. Han puesto un disco de John Scofield, creo reconocer vagamente, música de ambiente que se mezcla con el murmullo de las personas ocupando ya sus asientos permitiéndome imaginar que está asistiendo bastante gente.
Han venido a escucharnos David Vico y su pareja Berta Delgado que nos va a hacer un reportaje fotográfico que nos va a acompañar a lo largo de esta crónica. David es hijo de la que fue una muy querida e inolvidable amiga, además de mi vecina en el portal de al lado, Teresa Vico, durante muchos años directora del Teatro de la Comunidad de Madrid, el Teatro Albéniz, respetada y querida por toda la profesión teatral, poniendo siempre el listón muy alto en la programación y a quién todos, sin excepción, echamos mucho de menos.
Las siete en punto.
Por fin llega el momento de salir al escenario. Uno de los técnicos de sonido viene a avisarnos y nos da cinco minutos para comenzar. Mariano Gutierrez, mi manager desde hace unos veinticinco años, se acerca y nos comenta que la sala está a tope y han tenido que pedir mas asientos, lo cual siempre es muy estimulante.
Los tres músicos hacen su aparición en escena y medio minuto después, cuando observo que están preparados, hago mi aparición y soy recibido con unos aplausos de cortesía. Compruebo que el recinto está lleno de gente, aunque se ha dejado una distancia entre el escenario y la primera fila de mesas de unos dos o tres metros. La sala está a oscuras y con las luces del escenario apenas puedo ver tenuemente los rostros de quienes están delante del todo. No me disgusta la situación, pues a pesar de perder cierta relación con el público, se consigue una sensación muy teatral que ayuda a que los músicos nos concentremos sobre todo en la música.
Me gusta comenzar directamente cantando sin necesidad de presentaciones, que iré haciendo a partir del segundo o tercer tema.
Here's that rainy day.
El primer tema. Es con el que suelo comenzar los conciertos y para mí, algo como son los tientos para los flamencos.
Es uno muy lindo escrito por Johnny Burke y Jimmy Van Heusen titulado “Here’s that rainy day”.estrenado en un musical de Broadway en 1953 titulado " Carnival in Flanders". Lo tocamos en tres por cuatro y es una canción que me ayuda a entrar en situación y a ir calentando mi voz poco a poco. Me gusta que la primera improvisación del tema y de todo el concierto, este a cargo del contrabajo. La cadencia es linda y el tempo medio vals es un clima que a mí me encanta para empezar. Negrón hace un solo muy bonito, seguido de otro de Luisito Guerra que es la primera muestra de la belleza con la que interpreta. Al acabar el público nos recompensa con un aplauso algo tímido aún, pero aplauso a fin de cuentas.
I'm gonna lock my heart
Esta versión pertenece al disco "El Americano", el trio de acompañamiento y el arreglo es el mismo del concierto.
Comenzamos este tema rápidamente casi sobre los aplausos del anterior. Es uno que disfruto mucho cantando. Un mid-up-tempo-shuffle-blues que popularizó en los cincuenta Billie Hollyday y que fue escrito por Jimmy Eaton y Terry Shand. Este grupo, este cantante, este escenario emite un innegable y reconocible aroma a buen Jazz. Nuestra audiencia comienza a perder la timidez en su aplauso, y aprovecho para presentar uno a uno a los tres músicos con los que tengo el placer de compartir el escenario.
One for my baby (and one more for the road)
Poco puede decirse de una de las grandes joyas del North American Song Book.
Fue escrita por dos de los mas grandes de la historia, Arold Arlen y Johnny Mercer.
Una balada en la que un tipo le cuenta a Joe, el dueño de un bar a punto de cerrar ya de madrugada, como ha perdido el amor y, estrofa a estrofa, va pidiéndole un trago mas en honor a su chica y otro mas para el el camino. Disfruto mucho interpretando esta gran canción. Nuestra audiencia parece entenderlo así, y lo agradece con un bello aplauso.
Accentuate the positive
Otro gran tema de Arlen y Mercer.
Up tempo nada fácil de gobernar y especialmente indicado para corroborar que lo que en ese escenario está ocurriendo es simplemente...Jazz.
Accentuate the positive...eliminate the negative...latch on to the afirmative...don’t mess with mister in between...
Esta gran canción sin duda, ayuda a levantar el ánimo. El público asistente se encarga de demostrarlo.
My foolish heart
La maravillosa balada de Ned Washington y Victor Young. He tardado muchos años en atreverme a cantarla. Lo hago hace tan solo unos pocos meses y debería haberlo hecho mucho antes para disfrutar interpretándola como ahora.
Luis Guerra toco esta pieza con una delicadeza y un gusto exquisitos. Puede percibirse fácilmente desde el escenario que nuestra audiencia está cómoda y su aplauso es caluroso y sincero.
Sixteen tons / Dieciseis toneladas
Le llega el turno al clásico de Merle Travis que incluí en mi disco “De todo corazón”. Las tres primeras estrofas las canto en castellano, tal y como lo hizo en los años cincuenta, el inolvidable cantante catalán, José Guardiola, que introdujo esta canción por aquella época entre nosotros. Gracias a él la conocimos y llegó a ser un tema muy popular. Para la grabación de mi disco le hice un arreglo mas atrevido, mas jazzero, que funciona francamente bien. De hecho es uno de los temas con mayor éxito en mis conciertos por la evidente gran respuesta del respetable.
Pretend
Es una balada muy suave, de aroma muy clásico al ser un tema que procede de la música country, que fue escrito por L. Douglas, C. Parman, F. LaVere y D. Belloc y que convirtió en un gran éxito en U.S.A Brenda Lee. Yo escuchaba siendo muy jovencito esta canción interpretada por Nat King Cole y siempre permaneció en mi memoria, hasta que hace pocos meses decidí incluirla en mi repertorio. Adoro su letra...”Pretend you’re happy when you’re blue, it isn’t very hard to do, and you’ll find happines without an end, whenever you pretend”...
Encuentro cierto sabor melancólico en este bello tema, y su melodía sencilla y amable, sirve para reconducir suavemente el concierto después del delirio que se produce en Sixteen Tons.
Por supuesto, esta es una versión con orquesta
Just in time
Uno de los grandes standards. Ha sido interpretado por docenas de grandes jazzistas y pertenece a un musical, tanto de Broadway, “Bell are ringing” que fue tambien llevado al cine, como no, por Vicente Minelli, con Judy Hollyday y Dean Martin.
Composición de Jule Styne y letra de Betty Comden y Adolphe Green.
Hacemos una versión de este tema, endiabladamente rápida, en una onda muy bop, en la que me gusta improvisar scat. El solo de Luis Guerra es impresionante y el trabajo de la base rítmica es, para mi gusto, brillante y lleno de energía.
El ambiente se caldea de nuevo.
More than you know
Escrita por Billy Rose, Edward Eliscu y Vicent Youmans.
Aprendí a a cantar esta balada, escuchando sin parar a una de mis cantantes femeninas favoritas ya desde mi adolescencia, Dinah Washington.
Hace bastante tiempo que suelo incluirla en mis conciertos y siempre encuentro un gran placer en interpretarla.
Luis Guerra comenzó el sólo con unos pasajes preciosos que dieron paso a la intro del tema de un modo muy sutil.
I keep going back to Joe's
Este blues fue escrito por el tándem Fisher/ Segal.
Es la continuación de “One for my baby”. La aprendí hace tiempo por Nat King Cole.
El tipo de “One for my baby”, continua yendo todos los días al bar de Joe, en la barra junto a la entrada, con la esperanza de ver regresar por allí a su chica y escucharla decir: ¡what fools we’ve been!. Entonces........
Maybe this time
El tema perteneciente al musical “Chicago”, escrito por John Kander y Fred Ebb.
Me gusta en los conciertos mostrar de algún modo la relación entre los grandes temas que pertenecen al Teatro Musical y el Jazz.
“Maybe this time” es una gran ocasión que además, hace las delicias del respetable.
Some cats know
Este shuffle divertido y de swing muy contagioso, es también perteneciente a un musical titulado “Smokey Joe’s Cafe” que reúne una selección de 39 temas escritos por uno de los grandes tándems de la música norteamericana: Leiber and Stoller.
De nuevo en nuestro escenario el bar de Joe.
En U.S.A, a los músicos (buenos músicos) se les llama cats, igual que aquí llamamos a los madrileños: gatos.
Algunos gatos, saben. Pero si un gato no sabe, no sabe.
La puerta
Un precioso bolero escrito por el mejicano Luís Demetrio, que nosotros interpretamos como si de una balada de jazz se tratase, y que incluí en mi disco titulado. “Ample”. Me gusta hacer participar a la audiencia al final de la canción invitando a cantar una especie de estribillo. El público suele aceptar la invitación y en numerosos conciertos hemos logrado que incluso esa participación sea brillante. El caso es que, se produce un momento distendido y muy agradable.
I'm walking
El último tema del concierto es aquel que escribió unos de las papás del rock and roll en los pasados años cincuenta, Fats Domino.
El tema cuya estructura es prácticamente igual que un blues, lo interpretamos como shuffle y conseguimos una versión muy energética en la que aprovecho para hacer algo de scat.
De ese modo llegamos al final. Han transcurrido desde el comienzo 90 minutos. El público parece bastante entusiasmado por el modo en que nos aplaude. Yo personalmente, tengo la sensación de haber hecho un buen concierto de jazz. Me siento bien saludando junto a los tres músicos en el centro del escenario. Nos retiramos y nuestra audiencia sigue aplaudiendo y pidiendo un bis.
Justo el tiempo de echar un trago de agua detrás del escenario, volvemos a salir a tocar un tema más para todas esas personas que tan generosamente reclaman nuestra presencia de nuevo.
Yardbird suite (bis)
Elegimos como bis uno de los clásicos de Charlie Parker.
Suelo olvidar que he hablado muchas veces con los músicos acerca de la conveniencia de tocarlo un poco menos rápido, pues en ocasiones, al comenzarlo yo, lo marco bastante ligero y es complicado tocar ese tema de ese modo. Pero casi siempre me olvido y comienzo a tocarlo a toda pastilla. Me encanta el bop ligerito y, al final, a los músicos tampoco parece importarles y se olvidan de las recomendaciones que nos habíamos hecho, y todos disfrutamos de lo lindo con el divertido tema de Parker.
En esta ocasión, los tres músicos dan muestras sobradas de su destreza y calidad musical. A mí me está esperando una ambulancia afuera.
Regreso a casa
Reinier Erizarde "Negrón" Luís Guerra Noah Shaye
Poco a poco, el respetable ha desalojado el recinto, el silencio hace su agradable acto de presencia. Tan sólo los técnicos de sonido que ya han comenzado a recoger los equipos, crean algo de movimiento.
Luís, Negrón, Noah y yo, nos felicitamos mutuamente por lo que todos consideramos ha sido un buen concierto.
Mariano Gutierrez no piropea del mejor modo que puede hacerse, diciéndonos que ha sido sin ningún género de duda, un concierto de autentico jazz.
Algunos asistentes se acercan y amablemente nos felicitan y nos dan las gracias.
Me agrada ver entre ellos a un viejo amigo muy querido, al que hacía mucho tiempo no veía. Se trata de Alvaro Yébenes, que fue uno de los mejores bajistas que he conocido, cuando cantaba con él en Los Canarios y después, cuando me ayudó a fundar Dolores.
Le encuentro estupendamente y me sienta muy bien verle por allí. Quedamos formalmente en vernos y salir a cenar juntos en unos días. Tenemos mucho de que hablar.
Me despido de los músicos hasta dentro de unos días en que volveremos a tocar y Mariano Gutierrez se ofrece a llevarme a casa, a lo cual accedo gustosamente.
Una vez en ella ya mas relajado, recuerdo, repaso momento a momento lo vivido esa tarde y llego a la conclusión de que me siento orgulloso de haber elegido hace ya muchísimos años esta profesión que tantos momentos de satisfacción y felicidad me ha otorgado y, a pesar de que a veces la música duele, no me arrepiento en absoluto de ser un músico, de ser un cantante.
Mariano Gutiérrez. Alvaro Yébenes
(In Memoriam)
Diario de un Club de Jazz llamado Café Central en Madrid
semana del 13 al 19 de Abril de 2015
Prólogo
Antes de coger un taxi con destino a la habitual prueba de sonido de los lunes a eso de las once y media en el Café Central, tuve por teléfono una de tantas incidencias con la compañía telefónica de turno. La experiencia me demuestra que lo mejor es guardar la calma, no acalorarse, repetir una y otra, y otra vez los mismos datos que ya he dado antes a varias operadoras/es diferentes, respirar hondo y contar hasta cincuenta al menos, antes de ponerme como una fiera corrupia frente a tanta incompetencia y desprecio al ciudadano. La mañana iba así después de levantarme a las ocho y media, yo, que quise ser artista para no tener que madrugar.
Monté en un taxi que preferí al autobús porque cargaba con una bolsa que contiene las carpetas con las partituras de los músicos, cuarenta y cinco por carpeta, que al final pesan lo suyo, y un par de, pesadísimas, cajas con cd’s que sería estupendo se vendiesen a lo largo de esta semana. Al parecer, la calle Alcalá a la altura de Sevilla, estaba nuevamente ocupada por una manifestación, de modo que acerté al pedir al taxista que subiera por la calle Atocha y..¡claro! estaba completamente atascada.
Logré llegar a la hora convenida. Insólitamente Mariano Diaz Toth, Paco García y Victor Merlo, también casi al mismo tiempo. ¡Habrase visto músicos tan profesionales y disciplinados!
Paco Garcia
Paco montó su batería, prefiere tocar con la suya, su Yamaha, en lugar de hacerlo con la que tiene el Central tan manoseada y golpeada. Paco es un veterano, un gran baterista. Comprendo que quiera disfrutar con su propio set a pesar de que ello supone una incómoda carga y descarga, en una calle en la que los guardias no dejan entrar coches y hay que estar llorándoles.
Victor Merlo
Victor carga con su contrabajo. Tiene la mano derecha dolorida, una inoportuna tendinitis que está tratando con una fisioterapeuta y lleva puesta una férula. A pesar de ello fue, es y será uno de los grandes bajistas de este país y si le duele…se aguanta como un machote.
Mariano Diaz Toth
Mariano, lleva siempre encima la alegría de vivir, de hacer música. Desde hace ya muchos años, allá a principio de los ochenta en que llegó a Madrid desde Argentina, no ha parado de progresar y adquirir maestría. Trabajador incansable, amante del ensayo, siempre poniendo su gran corazón en cada nota. Cuando le pido en algunos temas que toque como lo haría Ray Charles, es inmediato, sin esfuerzo, poseedor del blues, eso que a otros pianistas les cuesta tanto incorporar, entonces la música mejora y yo disfruto y pienso que a Alright Charles le gustaría escucharnos.
Jota
Desde hace años acude a preparar el sonido en el Central. Es un excelente bajista y su sensibilidad para la música siempre nos garantiza una sonorización estupenda, en un local en el que con tantos espejos no es precisamente fácil.
Ready
A eso de la una de la tarde ya está todo preparado. He preferido no seguir porque ciertamente, después de la semana anterior con bastantes ensayos y un concierto de dos horas en Colmenarejo el viernes pasado, mi voz está un poco cansada y tendré que tomarlo con calma.
Una chica muy mona, nueva camarera del Central, me ha recomendado amablemente una buena infusión de tomillo. Dice que a ella le va muy bien. Le haré caso.
Salimos a la calle en dirección al parking de Benavente, en donde ellos se quedan. Por el camino aunque breve, mientras caminamos, hablamos intensamente de…chicas.
Yo subí a un autobús y me vine a casa a estar callado hasta las nueve de esta noche.
Lhardy
Casi siempre que actúo en el Central, suelo tomar un autobús muy cerca de mi casa que en pocas paradas me deja en la plaza de Sevilla. A pocos metros se encuentra el famoso y castizo restaurante madrileño Lhardy, casa fundada en1839 de cocina exquisita, que sigue manteniendo su decoración de antaño. De un hermoso y antiguo samovar de plata, se obtiene un delicioso y bien caliente consomé que te sirves tú mismo abriendo la llave de un pequeño y coqueto grifo en la parte inferior.
Este magnifico consomé, calienta mi garganta reconfortándola, y al salir de allí, camino unos pocos minutos hasta el Café Central, al que suelo llegar una media hora antes del primer set a las nueve.
Plaza de Santana, Plaza de Matute, Plaza del Ángel. Madrid de las letras.
La noche de los lunes suele ser distinta a las demás. No es precisamente la que más público atrae, y diez minutos antes del comienzo del primer set, aún pueden verse varias mesas libres, que siempre me hacen pensar que quizás tengamos poca audiencia. Pero curiosamente, un par de minutos antes de la hora, comienza a llegar gente, y una vez en el escenario, a partir del segundo o tercer tema se ha ocupado la mayoría del aforo, no tanto como en días sucesivos en los que el Café se pone a reventar.
Tal vez sea debido a que ahora anochece mas tarde y, a las nueve aun es prácticamente de día y mucha gente permanece sentada en las abundantes terrazas de esa zona junto a la Plaza de Santa Ana (muy diferente a la de hoy, a la que me llevaban de niño de vez en cuando a jugar con otros niños) justo al lado de este Sancta Sanctorum del Jazz en Madrid.
D.C.
Me gusta abrir los conciertos con un tema suave, lento.
Últimamente he escogido uno para empezar a piano y voz que disfruto interpretando, se titula “What kind of fool am I”, pertenece a un musical desconocido en España llamado “Stop the world-I want to get off” de Leslie Biricusse y Anthony Newley. De este modo y como si se tratase de lo que en flamenco le llaman unos “tientos”, me sitúo para lo que viene después, llamar a los dos músicos que faltan y así presentarles a los tres con los que tendré el placer de compartir el gran escenario del Club de Jazz.
Blues in the night
En este primer set hemos tocado piezas como “I’m gonna lock my heart” de Jimmy Eaton y Terri Sand, canción que hizo famosa Billie Holiday, y que grabé en mi álbum “El Americano” y que suelo incluir en todos mis conciertos.
Estrenamos “Blues in the night” que tenía ganas de cantar desde hace mucho tiempo.
Este tema escrito por Harold Arlen y Johnny Mercer, es conocido inconscientemente por muchísima gente en todo el mundo, que no saben que tema es, pero lo asocian a la típica música que se utiliza en los striptease ….Tariro…tariiroo….de momento ayer nadie se quito nada de ropa cuando comenzamos, pero nunca hay que descartar la posibilidad de que pueda ocurrir.
Siguieron unos seis o siete temas más durante el primer set y otros tantos en el segundo después de un breve descanso.
El sonido muy cómodo, muy natural. Me sorprendió mas que en otras ocasiones el silencio sepulcral que guardaba el público entre tema y tema después de regalarnos sus aplausos, probablemente interesados en escuchar los chistes y gracietas que Victor Merlo suele ofrecer mientras busca la siguiente partitura.
Teo y Clarisa
Un par de viejos amigos del barrio, de una infancia ya muy lejana, vinieron a saludarme. Y como no, los incondicionales Teo y Clarisa que acuden desde Zaragoza cada vez que actúo en Madrid, algo que me emociona de verdad. Hace unas cuantas semanas, Teo me habló de un tema y me animó a que la cante pues cree que yo haría una buena interpretación. Se trata de “Somewhere in my lifetime”, y hay una versión de Etta James que pone los pelos de punta. Voy a intentar complacerles y me pondré a preparar esa canción muy pronto. Se lo debo, y nada puede apetecerme mas que corresponder a su generosidad.
Hacer música, cantar, es disfrutar, y de ese modo hacer disfrutar a los demás. Es una profesión hermosa, a pesar de que a veces, la música duele.
MARTES 14
HERE’S THAT SOCCER DAY
Esta noche se llega al centro de Madrid de maravilla, la ciudad está muy desierta porque quién no está en el Estadio Vicente Calderón, está frente a una pantalla deTV. Yo mismo sería un espectador más de no ser por mi cita con la música. Después me doy cuenta de que desde que puse el pié en la sala no me he acordado del dichoso partido de la rivalidad ni por un instante, y ya que siempre tuve como máxima que para mi, la felicidad consiste en hacer justo lo contrario que la mayoría, me aplico el cuento gustosamente y si no feliz, de algún modo y una vez mas gracias a mi oficio, me acerco un poquito a serlo.
Pero el fútbol no perdona, fue, es y será el azote de los teatros, de las salas de cine, de los lugares en donde se puede escuchar música rebajando considerablemente la afluencia de espectadores, y muchas de estas salas se ven desiertas. Durante todos los años en que trabajé en el Teatro, los días de partido hacían temblar a los empresarios.
Hoy, cuando a los músicos se nos ofrece trabajo, sobre todo desde que se ha instalado habitualmente la aberración de contratarnos a porcentaje de las entradas vendidas, mas vale mirar antes de aceptar el reto, el calendario de la liga de fútbol y el de la Champions Ligue, no vaya a ser que te pegues el batacazo.
UN BUEN LUGAR
El Café Central, no obstante, goza del privilegio de su ubicación y por regla general, medio aforo está constituido por turistas de todo tipo que o bien pasaban por esa zona muy transitada esa misma mañana y vieron que allí se hace música por la noche, Jazz para ser mas concretos, los hay que son buenos aficionados a esa música y son informados en su hotel, e incluso muchos que cuando regresan de nuevo a Madrid y ya conocen el lugar, no dudan en volver.
Por eso, a pesar del partido, el club presenta una aceptable asistencia de público.
El consomé de Lhardy me sentó de maravilla.
THE WASTE LAND
El concierto comienza como siempre, puntual. El segundo tema fue “Here’s that rainy day” de Jim Van Heusen, perteneciente a un musical de 1953 llamado “Carnival in Flanders” con Dolores Gray y que ha sido interpretado por multitud de jazzistas. Se me ocurre pensar que hoy, esta canción debería llamarse “Here’s that soccer day”
Entre otros hoy hemos tocado una balada preciosa que disfruto mucho cantando y que además estos músicos la bordan. Se trata de “Spring can really hang you up the most” de Fran Landesman y Tommy Wolf. Está basada en las primeras líneas de un poema de T.S. Elliot “The waste land”… Abril es el mes mas cruel.
A WHITER BEAUTIFUL JAPANESE SHADE OF PALE
En una de las mesas justo al borde del escenario, hay dos jóvenes muchachas japonesas, muy guapas, y he de reconocer que es un gran estímulo, verlas sonreír y disfrutar con la música. Al estar cerca puedo verlas bien.
No son las únicas preciosidades esta noche, por allí y por allá, en medio de la penumbra, de lo poco que los focos dejan ver con claridad a mis ya algo cansada vista, varias docenas de ojos bellísimos, nos contemplan. No sólo ojos femeninos, también los de algunos hombres brillan con intensidad. Lo compruebo claramente al acabar el primer set y la luz de la sala regresa.
GOD SAVE THE QUEEN
En la barra están sentados una pareja, un matrimonio supongo, de unos sesenta años, estoy seguro de que debían ser británicos, lo sé porque la sonrisa de un inglés es inconfundiblemente energética, y mas cuando escuchan una música que les gusta. Los puedo entrever desde el escenario y me agrada poder agradarles y dirigirme a e ellos y al resto del público en inglés entre tema y tema.
Sus sonrisas se tornan aún mas explícitas cuando hacemos una versión de “You really got a hold on me” de Smokey Robinson.
Cuando acaba el concierto, me compran un disco del Americano, y compruebo que estaba en lo cierto, son londinenses y me felicitan respetuosa y efusivamente.
Un taxi me devuelve veloz a mi casa en dónde comienzo a escribir estas líneas.
Miércoles 15 de Abril
Normalmente suele acudir gente joven a mis conciertos, mezclados con personas mas veteranas uniendo de ese modo pasado y presente de un artista, de una música. Esta noche da gusto ver el Café Central, lleno en su mayoría de gente joven y entusiasta, de los quienes percibo fácilmente un gran respeto y admiración por los que estamos sobre el escenario, observándonos y escuchando en un silencio que conmueve, sin querer perder ni un detalle.
GENTE CON CARÁCTER
Tal vez esos chicos y chicas alrededor de los treinta años, han oído a alguien hablarles de nosotros y por eso han venido. Podría también ser que ya son aficionados al Jazz, al Rythm’n’Blues. En cualquier caso es muy estimulante, no ya que estén ante mi esta noche, también cualquier otra, en cualquier lugar en donde se pueda asistir a un concierto de Jazz. De ese modo, participan de una de las tendencias musicales más importantes que existen, y se convierten en gente de su tiempo apartándose, evitando de esa manera ser mujeres y hombres masa.
LA CONEXIÓN BROADWAY-JAZZ
Uno de los temas que mas gustan o al menos de los que despiertan el aplauso mas sonoro es el titulado “Early in the morning”, del musical de Broadway “Five guys named Moe” escrito por el legendario saxofonista de Jazz Louis Jordan en 1943.
Podría asegurar que al menos un cuarenta por ciento del mas de un centenar de temas en mi repertorio en los conciertos de Jazz, además de ser grandes standards de este género, son canciones pertenecientes al Teatro Musical, a los shows de Broadway. Y es mas que probable que muchos de los músicos y o cantantes que interpretan esos temas, ignoren esa particularidad, sobre todo en España. Tal vez no tenga demasiada importancia para ellos, y para mí sí que la tiene y mucho, por eso siempre procuro saber que autor o autores escribieron los temas que interpreto y el año en que fueron escritos. Lógicamente al tener que cantarlos, conozco la letra y puedo recordar la mayoría, pero habitualmente, a los músicos, al menos a los de por aquí, les trae sin cuidado dicha particularidad, o esa es la impresión que tengo.
CARIÑOSO TIRÓN DE OREJA
Muchos recordarán aquella gran película de Bertrand Tavernier “Round Midnight” (1986) en la que el maestro del saxo Dexter Gordon hacía referencia a la imprescindible necesidad de todo solista, de cualquier instrumento, de saber o al menos conocer la letra de los temas que interpreta. Sobre todo en España esto es una asignatura pendiente en la mayoría de músicos de por aquí, tal vez por pereza, por vaya usted a saber que clase de impedimento, teniendo en cuenta lo fácil que es hoy en día entrar en Internet y poder encontrar cualquier información. De manera que con todo cariño desde aquí, les doy un cariñoso pero riguroso tirón de oreja, pues una cosa es que no les gusten los cantantes y otra que no quieran conocer la poética, el contenido de las hermosas melodías que interpretan a menudo.
Jueves 16 de Abril
Esta noche, al entrar y dirigirme al pequeño camerino veinte minutos antes de comenzar, la sala está llena.
Paco García me presenta a su hijo, Daniel Garcia Diego. Tiene unos treinta años y es un músico impresionante, él es quién toca los teclados en uno de los discos que recientemente ha grabado Paco con su proyecto personal (“Zenco”/ youkali music ) un disco muy recomendable, en el que tuve el placer de colaborar en un par de temas empastando mi voz en un concepto puramente instrumental. Algo que me recordaba en ocasiones a pasajes que hice vocalmente en mi disco “Dolores” de 1975. Diego es uno de esos jóvenes que han podido estudiar en USA y viene pegando fuerte y con talento.
LA MÚSICA ES BELLA (algunas )
Nunca me canso de interpretar un tema que siempre obtiene una excelente respuesta por parte del público. “One for my baby (And one more for the road)”, escrita por Harold Arlen y Johnny Mercer en 1943 para una película musical en castellano “El límite es el cielo” con Fred Astaire. Cientos de versiones de esta canción que por su estructura, su magia, su excelente música y letra, permite a quienes la interpretamos recrearla y hacer que suene siempre nueva, distinta.
Es la historia de un tipo ya algo ebrio cerca de las tres de la mañana aún sentado en la barra del bar de Joe que está deseando cerrar de una vez, pero Joe es un profesional y no quiere decepcionar a su cliente que le está contando su fracaso sentimental pidiéndole uno tras otro, tragos a la salud de su chica, y otro mas para el largo y triste camino que le aguarda afuera.
DIFERENCIAS ENTRE CLUB Y AUDITORIO
Actuar en un club suele producir situaciones que a mí personalmente, no acaban de gustarme y que no son fáciles de comprender.
A menudo vienen a verme, a escuchar el concierto, amigos, conocidos, seguidores de hace tiempo, etc. Unos sentado en una mesa, al otro lado del club otros tres o cuatro, en una esquina, algunos en la barra. Aquí y allá.
Quisiera poder agradarles a todos, sentarme en el descanso o al final con ellos y saludarles y hacerles saber cuanto aprecio que estén allí, pero al mirar al otro lado, veo en otra mesa a los demás, y mas allá a otros, de manera que la única solución es estar en esos escasos minutos entre una hora de actuación y la que está por llegar, moviéndome de un lado para otro, el tiempo justo para decir un escueto hola, teniendo en cuenta no es muy aconsejable para alguien que acaba de cantar y que ha de volver inmediatamente a hacerlo, ponerse a hablar.
Me siento fatal al no poder atenderles mejor, pero, ¿qué puedo hacer?
A menudo, cuando acaba el primer set, me quedo un poco colgado. No sé para otros cantantes, pero para mí supone cierto esfuerzo, físico y mental, y lo aconsejable sería encerrarme a cal y canto en el camerino y relajarme unos minutos antes de comenzar el nuevo set y tener que volver a empezar de nuevo, casi desde cero.
Las actuaciones en teatros, o auditorios, en este sentido son muy distintos y permiten al cantante, a los músicos, concentrarse en lo que han de hacer. Y cuando comienza la música a sonar, no importa el tiempo que dure el concierto, es todo de principio a fin, sin interrupción, sin nada que pueda producir desconcierto o desconcentración.
Al finalizar, quien quiere, amigos, seguidores, etc, pasados unos minutos de cortesía para permitir que los músicos se refresquen, pueden tranquilamente visitar a los artistas que acaban de ver en el escenario.
No obstante, en mi opinión, el club de jazz tiene otras peculiaridades, otras virtudes que enganchan, que te hacen crecer en la música, sintiendo tan de cerca el corazón del público, y sus miradas, tan cercanas, tan cómplices acariciando tu piel.
Eso hace que, a pesar de las pequeñas incomodidades, acabes al final de la noche feliz de haber dado lo mejor de ti, desde el gran escenario del club de jazz.
Viernes 17
Por las calles se percibe claramente que es viernes, sobre todo por el centro. Hace buena tarde, no llueve y tampoco hace frío. Es como si todos estuviéramos sintiendo ya el dulce beso de una nueva primavera.
Nada mas entrar en el Central, me encuentro en una mesa junto al escenario a Fernando de Juan, con quién trabajé durante unos meses cuando interpreté a Francisco de Goya, en aquel musical de Vicente Escrivá y Fernando Arbex. Su papel fue el del pintor Francisco Bayeu, cuñado del inmortal aragonés. Juan es un excelente actor, una bellísima persona, y ha venido a verme junto a unas amigas que están deseando que cante “A los que hirió el amor”.
SAGA DE GRANDES MÚSICOS
También asiste esta noche entre el público mi entrañable y admirada amiga Connie Philp, que bordó a Madama Thenardier en la primera versión en español de “Los Miserables”, que además ha sido es y será una extraordinaria cantante de jazz. Ha venido junto a su nieto, hijo del pianista Tato Icasto. Un muchacho rondando los veinte años al que conocí siendo un chiquillo pequeño y que hoy porta bajo su brazo la inseparable funda que contiene un violín que estudia un promedio de cinco horas diarias. Es admirable esta familia de mi inolvidable y eterno amigo y maestro Horacio Icasto, con el que tantos años trabajé, una saga de músicos inagotable, en una transmisión que parece no tener fin.
A LOS QUE HIRIÓ EL AMOR
Suelen venir a mis conciertos, personas para las que desaparecí desde que aquel tema batió records a principios de los setenta. La canción permanece inolvidable en sus memorias. Apenas saben nada de mí en ese enorme lapso de tiempo que va desde 1970 hasta hoy. Algunos supieron algo gracias al teatro musical, a los cerca de quince años que estuve trabajando en ellos. Otros, conocieron mis andanzas en aquel grupo llamado Dolores. Los hay que han escuchado decir o leyeron de pasada algún anuncio de una actuación en un club o en algún festival de Jazz. La inmensa mayoría, nunca me han visto en televisión, cosa lógica puesto que durante décadas apenas he aparecido en cuatro o cinco programas dispersos. En cambio hay muchos que han seguido mi trayectoria íntegramente, casi con devoción, incondicionalmente, convirtiéndome en lo mas parecido a un cantante de culto.
EL TIEMPO Y LAS COSAS EN SU SITIO
Hace años, me preocupaba que en mis conciertos de Jazz se produjera esta “descontextualización”, el pensar que algunos llegasen hasta el pie del escenario esperando aquello que no iba a darles.
“A los que hirió el amor” es una gran canción. Posee aquello que pone de acuerdo a todo tipo de público. Sigue vigente a través del tiempo y ahora disfruto enormemente cantándola, dedicándosela a quienes desean escucharla de nuevo, a quienes la descubren ahora. Naturalmente, mi modo de interpretarla ha cambiado. Ahora la hago tan sólo a piano y voz, al igual que está en la versión que hicimos en mi disco “Ample”. Creo que he conseguido acercarme con ella al Gospel, ayudado por su armonía de carácter barroco y a la innegable espiritualidad de su letra, de modo que ya ha conseguido su lugar por derecho, en un repertorio caracterizado por el jazz vocal y el rhythmn n’ blues.
Hoy, esta gran canción es aún más hermosa al conseguir ser el punto de equilibrio en mis conciertos. Ahora ya no hay nada que temer, nada que ocultar, nada que reprochar. Ahora, todo es madurez.
LARGA VIDA AL CENTRAL
Y además resulta que aquellos que nunca asistieron a un concierto de jazz, aquellos que pensaban que no les gustaría ese tipo de música, acaban encantados después de pasarlo estupendamente, vibrando con el ritmo, descubriendo el porqué de una improvisación, emocionados con las hermosas melodías de algunos de los grandes temas que componen el North American Song Book.
Participando con el chasquido de sus dedos, marcando el compás de temas como el maravilloso clásico de Merle Travis “Sixteen Tons”, inolvidable “Dieciséis Toneladas” que nos hizo conocer en castellano el siempre recordado crooner catalán José Guardiola, en los lejanos pero maravillosos años sesenta del pasado siglo.
Un público que rompe en un imponente aplauso tras escuchar nuestra versión del clásico de Los Bravos “Black is Black” convertido en un blues, algo que en realidad siempre fue.
Creo que este viernes diecisiete ha sido un gran día para quienes nos dimos cita abarrotando este viejo café del centro, que tanto carácter imprime desde hace décadas a la tan a menudo maltratada ciudad de todos. Madrid.
¡Alright Charles!
Entró de lleno en mi alma siendo yo un niño en 1959, y ya nunca saldrá. Escuchaba una y otra vez “What I’d say” en un bar que había en mi barrio, en cuclillas, con la oreja pegada al enorme altavoz, de una vieja juke –box, venga a tragarse pesetillas .
Poco después, “Modern Sounds in Country and Western Music” se convirtió en una especie de tatuaje imborrable en mi corazón.
Con él, descubrí de un modo consciente, que la música ha de ir siempre unida al sentimiento.
Alright Charles, recipiente de esencias únicas e inigualables.
Leyenda, orgullo del pueblo afro norteamericano y de todos los que amamos la Música. Afortunados aquellos que gracias al Festival de Jazz de Madrid pudimos admirarle de cerca en 1986.
¡Alright Charles! ¡Brother Ray Forever and Ever!
Entrevistas A.I.E.
Cuando hace ya dieciséis años entre a formar parte del consejo de administración de la Sociedad de Artistas A.I.E. que preside Luís Cobos, entre otras cosas me ocupé de realizar entrevistas a artistas, músicos y cantantes socios de nuestra entidad de gestión que fueron publicadas durante varios años en la revista corporativa de esta sociedad que por entonces se publicaba trimestralmente. De ese modo tuve el placer de conversar con innumerables artistas de diferentes estilos y géneros; las charlas que mantuve con todos ellos fueron siempre enriquecedoras para mi, permitiéndome tener una pequeña experiencia como periodista muy gratificante y que siempre realicé con gran ilusión (apelo a la indulgencia de tantísimos grandes periodistas que tenemos en este país a quienes respeto y admiro por mi atrevimiento)
Expondré en este Blog algunas de ellas. Creo que merece la pena exponerlas y que todos cuantos os acerquéis por estas páginas podáis encontrarlas interesantes. Todas ellas fueron realizadas telefónicamente y grabé cada conversación en cintas magnetofónicas que aun conservo como el tesoro que son.
Pedro Ruy-Blas
Marife de Triana
Pastora Pavón “La Niña de los Peines” dijo de ella que había empezado dónde otras artistas acababan.
La canción andaluza, la copla, es un firmamento repleto de luz en el que nunca cesaron de surgir nuevas generaciones de estrellas.
Según los grandes entendidos, los mas exquisitos, los mas sensibles a esa música, existe una de ellas muy especial, única en sí misma, poseedora de un brillo diferente a las demás estrellas, y que no se olvida fácilmente.
“Jamás nadie ha cantado como esta mujer”, dijo aquel gran empresario artístico que fue Juan Carcellé, quién jugándose su dinero cada día, lanzó a innumerables artistas a la fama y, sabedor de que ella era la renovación de la canción andaluza tras verla y escucharla cantar cerca de Madrid en la compañía de variedades de Manolita Chen, la brindó su gran oportunidad, haciéndola debutar en el Teatro Circo Price de Madrid, encabezando un espectáculo que fue un éxito rotundo.
Marifé, tenía entonces 22 años.
Y así, en poco tiempo, conquistando a todos los públicos, ocupó ese lugar especial que estaba reservado para ella en la cumbre mas alta, y que nunca nadie ha vuelto a ocupar cuando, sabiéndose a sí misma ser humano antes que ninguna otra cosa, dejó a un lado su carrera artística para entregarse y cuidar al poeta Jose María Alonso Calvo, el amor de su vida.
Marifé de Triana, un corazón de oro.
Soy amante de todas las músicas, de la poesía.
Siendo muy chiquitilla, en Fines, de dónde eran mis abuelos, un pueblito de Almeria, le decía a mi abuela:..”María, venga para acá que le voy a cantar cositas de Estrellita Castro y de Juanita Reina”. Por entonces las habitaciones no tenían puertas y se cerraban con una manta. Hacía sentarse a mi abuela frente a una de ellas y le decía:…”abuelita, cuando vea usted que yo separo la mantita , entonces se pone a aplaudir”.
“Así lo hacía la pobre mía, y entonces yo le cantaba aquello de..(cantando)..Los claveles los llevo en la cara…por que me los siembra la gracia de Dios”…”entonces ella decía…¡Ay que cosita mas linda tengo aquí!”
Éramos cinco hermanos. Nos quedamos sin padre cuando yo tenía nueve años. Tuvimos que irnos a vivir a Madrid. Era la época de las cartillas de racionamiento.
Había comenzado a ir a unas academias de baile que estaban por Tirso de Molina, en la calle Relatores. Allí me querían muchísimo. Un día estaba cantando y alguien preguntó que quién lo hacía, …-esta niña-…- le contestaron-…. -pues ya se acabó el baile, ahora hay que cantar.-
Comenzaron a salirme algunas cositas para cantar por los alrededores. Entonces iba a Cornejo a alquilarme trajes por una peseta. Apenas había cumplido los once años, y claro, a mi madre le venía bien si yo podía ganar un poquito de dinero. Ella me daba los treinta céntimos que costaba el metro. Allí estaba siempre un pobre muchacho que había perdido los brazos en la guerra y solo tenía un platillo para recoger limosna que me daba mucha pena. Yo no podía darle nada porque los céntimos los necesitaba para el billete de regreso. Nunca le olvidaré. El mismo día que me examiné para el carnet de Teatro, Circo y Variedades, allí mismo, me salió una galita y comencé a ganar unas pesetillas. Fuí muy feliz cuando por fin, pude poner algo de dinero en el platillo de aquel pobre muchacho, como también lo he sido por haber podido estar siempre al lado de mi madre y conseguir que no le faltase nunca de nada después de tantas fatigas que pasó.
Siempre pensé que lo principal era que la gente te quisiera por ti misma.
Muchas noches en casa, ya a solas, en la cama, recuerdo a Antonio Machado y me gusta recitar sus poemas…”Caminante no hay camino, se hace camino al andar”
Durante los cuarenta y siete años en que viví con mi marido, nunca dejó que faltaran en mi mesilla de noche, tres rosas. He sabido lo que es sentir un amor infinito.
Sé que no es fácil entender que se pueda abandonar una carrera de éxito para amar en cuerpo y alma a alguien. Él me lo enseñó, pues así fue también conmigo. He sido una mujer privilegiada.
¿Lo mejor que ha pasado en mi vida de artista?… “Maria de la O”, “Torre de Arena”…”Quintero, León, Quiroga, Ochaíta, Rabay”, “La Loba”…”¿Quién dijo Pena?”, “13 de Mayo”….”La Lirio”….Los teatros, haber conocido a tantísimas personas, a grandes artistas, haber podido percibir muy hondo el cariño de la gente, del público. El haber sentido tanta ilusión por vivir, por cantar. Y muchas, muchas otras cosas, todas muy bonitas. Novecientas canciones grabadas.
También tengo un recuerdo muy hermoso de cuando Carcellé me hizo debutar en el Price. Yo cantaba Maria de la O, canción que había estrenado Estrellita Castro a quien yo admiraba con locura y quién una tarde estaba en primera fila. Después de pedir un aplauso en su honor, me dirigía ella con todo respeto y le pedí disculpas por interpretar su canción, lo cuál me parecía un atrevimiento.. Al finalizar el espectáculo, vino junto a otras personas a mi camerino y nada llegar se dirigió a mi diciéndome con esa gracia que la caracterizaba:…¡Oye tú!…¡hija de la gran puta!- (risas)-¿con que no te atrevías a cantar María de la O delante mía?..Pues te voy a decir una cosa… ni pariéndome mi madre cien veces, cantaría yo María de la O como tú la has cantao-(risas)
Todos los días, en mis oraciones, por todas las personas que quiero y he querido, siempre está ella, como también Juanita Reina.
¿Lo peor? Sin duda, la muerte de mi esposo.
Tuve el privilegio de entrevistar a Marifé hace unas pocas semanas para la revista corporativa de AiE que aparecerá en su próxima edición, en la que probablemente fue la última que concedió. Así, pude hacer realidad uno de mis deseos mas íntimos, poder conversar con la mas grande cantante de copla española que ha existido, y a la que he admirado desde mi infancia.
De ese modo pude comprobar su señorío, su alegría de vivir, el elevado concepto del amor que llenaba su gran corazón de ser humano único, de artista genial e irrepetible.
Descansa en paz Marifé de Triana, no te olvidaremos jamás y seguiremos escuchando tu voz y tus canciones por los siglos de los siglos.
Paquito de Rivera
Paquito de Rivera ha estado unos días entre nosotros. Siempre como un compañero mas. Amistoso, agradable, accesible a cuantos a a él se acercan. Todo eso sin dejar de ser, como es, uno de los músicos mas aclamados en el mundo entero desde hace décadas. Gran comunicador, con su alegre y sincera sonrisa por delante, hace las delicias de quienes nos acercamos a disfrutar de su maestría, de su música, de su conversación.
De tantas y tantas cosas que él sabe mejor que nadie como han de ser expresadas para que todos podamos comprenderlas mejor.
Paquito de Rivera, que los duendes de la música te sean siempre propicios y te guarden muchos años, para dicha de todos.
“Que cosa maravillosa es el arreglo musical. Siempre al pensar en el arreglo voy a parar a Ellington, pues él decía que el buen arreglar era “recomponer”. A veces un buen arreglo es crear una obra maestra de otra obra maestra. Está claro que a veces también es labor de un arreglista, resolver los disparates que pueden cometer determinados autores”.
También es cierto que otros compositores no lo necesitan pues en su obra está ya implícito el arreglo, como es el caso de Gerswin. Él era un gran músico, un gran pianista que había estudiado mucho y escribía la melodía, la armonía, el contracanto, toda la orquestación. En su música no había nada que arreglar. Recuerda a algo que decían a menudo los músicos americanos en los años de la segunda gran guerra: ..¿Si funciona?...¿Para que lo vas a arreglar?”
“A veces me preguntan que sistema utilizo para mantenerme en forma técnicamente, que tipo de ejercicios o de mantenimiento llevo a cabo diariamente, y he de ser sincero diciendo que no suelo llevarlos a cabo pues tuve una gran disciplina en mi juventud, gracias a mi padre, que era muy estricto en eso, el único dictador útil que he conocido en mi vida. Cuando yo era muchacho él, que era músico en el ejército, se retiró para atender mi carrera musical. Practicábamos ventiseis horas diarias con el tenor. Yo no recuerdo haber visto nunca aquel instrumento guardado en su caja. Tocábamos todo el tiempo, de modo que tuve un régimen de estudio muy intenso con escalas, arpegios, piezas, práctica orquestal, etc. Asistía cada mañana a tocar con la banda municipal.
Esa es un práctica muy buena para músicos que tocan instrumentos de viento, ir a tocar con otras personas. No hay nada que supla tocar con otra gente, esto te hace aprender. En la música suele ser mas importante escuchar que tocar”.
“Ahora estoy metido en muchas cosas y eso, me impide tener una disciplina de estudio, pero la tuve cuando muchacho. En la actualidad, tan solo recupero esa disciplina esporádicamente, cuando tengo que abordar un trabajo especialmente difícil como fue tocar “ La historia de un soldado” de Stravinski, precisamente aquí en España, junto a un grupo de seis músicos magníficos”.
“No cabe duda que es bueno tener una rutina, lo que pasa es que yo ahora viajo tanto que me es complicado mantener esa disciplina de estudio, y he de admitir que eso no es del todo recomendable por muchas razones, pero especialmente por una que se llama: resistencia. Uno puede mantener la técnica y aprenderse un pasaje que está escrito y tocar cualquier cosa, pero la resistencia es peligroso perderla y mas cuando uno sobrepasa cierta edad”.
“Algunos dicen que el clarinete es como una mujer a la que conviene no dejar de acariciar un solo día. Yo creo que quizás no cada día pero si es conveniente pasarle la mano de vez en cuando”.
“Mucha gente me pregunta por la similitudes del clarinete con el saxo, dos instrumentos que parecen ser como primos, aunque en realidad tienen poco que ver entre sí. El saxofón es un instrumento muy noble. Uno de las grandes inventos de finales del siglo diecinueve en que fue creado”.
“No existe un instrumento fácil. Pero el saxofón es un instrumento que tiene mas lógica, es, mas amable. Puedes estar sin tocarlo durante algunos días y cuando vuelves a hacerlo, suena, un poco mejor o peor pero suena. Encuentras una cañita que te va bien y la cosa funciona. Pero el clarinete no. Este es como una mujer que te pregunta: ¿dónde estuviste metido todos estos días?. Y se pone a chillar. El clarinete te obliga a concentrarte mucho en él, mientras que el saxofón, si chilla, lo hace de una manera mas graciosa mas aceptable, mientras que el clarinete, lo hace muy feo, como un pavo real”.
“El clarinete por regla general es un instrumento que está formado por cinco piezas diferentes y Frank West, un gran saxofonista y flautista norteamericano ya mayor, que odia el clarinete quizás por que tuvo que tocarlo a su paso por el ejército en la segunda guerra, me decía con gran sentido del humor que, el clarinete es un instrumento que fue inventado por cinco mentes diferentes que jamás se conocieron entre sí. Es un instrumento muy difícil”.
“Claro, cuando escuchas a una persona tocarlo como Benny Goodman o Eddie Daniels, te crees que te va a sonar igual. Muchos saxofonistas, tratan de tocar el saxo como si se tratara de un clarinete, con ese espíritu, ese sentido rítmico, y suele ser horroroso”.
“Debemos aprender unos de otros, de los distintos estilos musicales. Los clásicos de los jazzista y viceversa. De la música brasileña, cubana, argentina, el flamenco. De cualquier cosa que podamos. Aunque luego no lo vayas a utilizar nunca. El músico debe estar abierto a diferentes experiencias. Por ejemplo, el idioma del be-bop, es de una utilidad tremenda para tocar cualquier tipo de música. Sé que esto está en contra de lo que opinan los puristas, pero cuando uno conoce cuales son los caminos por los que se mueve el be-bop, estos son de una aplicación fantástica para cualquier tipo de música”.
“A su vez, los grandes maestros de ese género, han sido como el caso de Charlie Parker, grandes admiradores de Stravinski. Quizás esa pudo ser una de las razones por la que Bird tocaba tan diferente a todos los demás. Su afición por los grandes compositores contemporáneos, Ravel, Debussy, Barber, Prokofiev, etc, le estaban dotando de unas características especiales. Es conocida la gran influencia de estos grandes compositores en la música contemporánea, especialmente en el jazz moderno”.
“Lo que trato de expresar es que tenemos que abrirnos a otros estilos musicales. A veces, el mundo de la música está demasiado compartimentado, demasiado especializado en géneros y esto finalmente, es simplemente una limitación”.